Inició Semana de la Fantasía para Acapulco, tan cerca y tan lejos de su Abierto.
HB Deportes
Por: Héctor Briseño.
Acapulco, Gro., (25/feb/2018). Este lunes inicia formalmente la semana de la fantasía en Acapulco, el puerto de los mil y un conflictos.
Para quienes tienen la oportunidad de participar en el Abierto Mexicano de Tenis (AMT), ya sea como jugadores, aficionados, directivos, funcionarios públicos, trabajadores eventuales y medios de comunicación locales, y no pocos nacionales, existe una coincidencia que se repite desde 2001, cuando el torneo se mudó a este puerto guerrerense.
La celebración de esta competencia representa tal vez la mejor semana del año, un oasis en un desierto donde cada vez más, las lamentaciones son mayores.
Más allá del costo que representa para una entidad como la guerrerense ser anfitriona de una justa deportiva que alcanza costos estratosféricos, las oportunidades son mayores y hasta podría decirse que no han sido aprovechadas por autoridades del sector ni el entorno local que rodea a la competencia.
Tan propio y tan ajeno.
Acapulco, tan cerca y tan lejos de su Abierto de Tenis, es una sentencia que podría aplicarse sin temor al fallo.
Tan cerca, porque el Abierto sin duda se ha consolidado en Acapulco, ha inscrito al destino con letras doradas en el ámbito mundial, porque la semana que se prolonga el torneo es capaz de emocionar a miles de personas, porque el deporte blanco como espectáculo ha alcanzado otra dimensión en los últimos 25 años en México, y se fortaleció cuando llegó a Acapulco.
Tan cercano, porque los propios tenistas con logros internacionales lo han hecho saber, hasta la prensa local es tratada con decencia, porque el clima del destino es capaz de enamorar aún a visitantes, porque a nivel del mar el tenis del Abierto Mexicano alcanzó niveles insospechados de espectacularidad desde que se disputaba sobre arcilla.
Real como una empresa mexicana que se ha propuesto el crecimiento como meta, y lo ha logrado.
Pero lejano, tan distante, porque el panorama parece más sombrío que en 2001, cuando globos blancos y naranjas se elevaron por la zona Diamante desde el estadio de Mextenis; porque Acapulco se encuentra en una espiral de violencia interminable, porque el tenis mexicano no ha sido capaz de producir un representante ganador, porque el propio deporte de Guerrero está sumido en una sequía interminable, porque el contexto del deporte blanco nos recuerda también que existen brechas entre mexicanos.
Cierto es que fuera del AMT parecen no existir esperanzas de alegría o crecimiento propias; escasean pues las oportunidades para jóvenes deportistas locales, incluso para desarrollar una vida mejor, lejos de puestos directivos o de toma de decisiones.
Preparémonos pues a vivir una semana de realidad y fantasía, de emociones deportivas, que solamente es capaz de provocar y producir el Abierto Mexicano de Tenis, al menos durante siete días al año.
