Aquellos años del dobles mexicano.

 

HB Opinión.

Por: Héctor Briseño.

Acapulco, Gro., (3/mar/2023).
Fue en los 80 cuando el equipo mexicano de Copa Davis encendía las pasiones y sueños de los aficionados, sin olvidar lo logrado por leyendas del tenis mexicano como Pelón Osuna y Raúl Ramírez en los 60 y 70.
En esas memorias los equipos de dobles tienen un sitio especial.
Lejanas quedan ya las batallas protagonizadas por Leo Lavalle, la araña Herrera, Pancho Maciel, Jorge Lozano y hasta Pérez Pascal, sobre la tierra batida del club Alemán en la ciudad de México.
Era los sábados cuando el calendario marcaba la cita para enfrentamientos de dobles, vigorizados por la señal abierta de televisión.
Los duelos ante equipos como el de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia con Pat Cash o Alemania con Boris Becker, eran esperados con igual ansiedad incluso que encuentros de futbol.
La algarabía era constante en las tribunas.
Parece increíble que fue en un juego de dobles cuando inició la histórica reacción del equipo de México en Suiza para evitar descender a segunda división del circuito en 1988, ¡Sí!, en Suiza, la tierra de Roger Federer.
Pero el dobles y en general el tenis mexicano ha perdido esa chispa y no parece navegar hacia algún puerto.
Si bien el mexicano Santiago González ha destacado en los últimos años, y la semana pasada ganó el ATP 250 de Marsella con el francés Roger-Vasselin, su éxito no se ha contagiado a las tribunas.

Su duelo de primera ronda en el Abierto 500 de Acapulco casi pasó desapercibido, y se fue al caer en dos sets a media semana.
De momento, la añoranza de los años dorados sobre la arcilla es lo único que persiste en el tenis nacional a nivel de cancha, además de buenas intenciones.

 

 

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