De los presagios mexicas a los augurios de DiCaprio: “No mires arriba”.
Imagen: Secretaría de Cultura federal.
HB Opinión
Por: Héctor Briseño.
Acapulco Gro., (25/dic/2021).
Un cometa surcando el cielo nocturno de la ciudad de Tenochtitlan representó uno de los presagios de su caída, el primero de ellos, que marcó al tlatoani Motecuhzoma, en los años previos a la llegada de los españoles, es probable que por ahí de 1510.
En Visión de los vencidos, Relaciones indígenas de la conquista (UNAM), se describe el llamado “primer presagio funesto”, de acuerdo con el Códice Florentino, representado por un cometa, descrito así por los informantes de Fray Bernardino de Sahagún:
“Una como espiga de fuego, una como llama de fuego, una como aurora: se mostraba como si estuviera goteando, como si estuviera punzando el cielo”.
Imagen: Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.
En la nueva película protagonizada por Leonardo Di Caprio y Jennifer Lawrence, Don´t look up (No mires arriba, 145 minutos, Netflix), el director Adam McKay, con el pretexto de un cometa, plasma los nuevos miedos y vicios de la humanidad manipulada, privada de su inteligencia, atrapada por cadenas que invariablemente la conducirán a un caótico e increíblemente sordo patíbulo de su aniquilación.
Por medio de un humor agrio, a veces insoportable, pero que no deja lugar a dudas en cuanto a la interpretación del filme, McKay describe el decaimiento de la sociedad, incapaz de cuestionar su presente, destruida por sí misma aunque rebosante de vida artificial. Castigada por su banalidad, manipulada por sus gobernantes. La información convertida en comida chatarra. La noticia en cosa superflua. El escándalo que borra a otro.
La red no es más que el exceso inútil de frases y palabras. Una nube de humo sin sustancia.
Leonardo DiCaprio se crece a cada instante, si bien inicia el filme como actor que apenas se identifica con su personaje, muestra su valor histriónico, de manera ascendente y paralela a la mofa que hace el filme de la nueva alma que se ha apoderado de la sociedad: atrapada en las redes sociales, en lo espontáneo, en lo trivial, que no se percata que es conducida al precipicio por seres inescrupulosos, como si se tratara de infantes que siguen sin más al flautista aquel de Hamelin de los cuentos infantiles.
Fotograma de la película
Mención aparte merece el fino aporte de Jennifer Lawrence (la científica Kate Dibiasky), sin su estética e interpretación la película sería totalmente diferente. Ella y sus nervios, ella y su estrés, ella y su mirada, cascada de indescriptibles sentimientos. Sin olvidar, confesión aparte, el primer plano de sus labios en los primeros minutos de la historia, que parece ya una marca registrada de las películas que protagoniza.
Sin conocer el activismo de DiCaprio contra los factores que provocan el cambio climático en el mundo, es imposible comprender el porqué de Don´t look up, que es una invitación a cuestionar, razonar, criticar, a sacudir las estructuras de lo establecido, a romper con los moldes que las estructuras del poder político, pero sobre todo económico, pretenden hacer imperar en la sociedad actual.
Ese es pues, el presagio de No mires arriba, con protagonistas de la altura de Meryl Streep y el subestimado Jonah Hill.
Se advierte de las cosas prodigiosas que se ven en el presente, como la espiga que surcaba el cielo de las noches mexicas, que provocaba el alboroto generalizado en el pasado, ante las dudas que genera el futuro, cada quien desde su cosmogonía:
“Se daban palmadas en los labios las gentes; había un gran azoro; hacían interminables comentarios”.
(Descripción del primer presagio funesto- Visión de los vencidos)
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