Juego de pelota maya sobrevive a la modernidad en Mérida, ciudad multicultural.

 

HB Deportes

 

Por: Héctor Briseño.

 

Mérida, Yucatán, (17/nov/2021). Un turista con playera de los Patriotas de Nueva Inglaterra de los Estados Unidos, observa en primera fila una escenificación del ritual del juego de pelota maya.

Un grupo de espectadores espera ansioso el grito de: “¿Gol?”, poco antes de las 9 de la noche.

 

 

Una calle del centro de la ciudad de Mérida fue cerrada para que guerreros Itzaes enfrentaran a los combativos cocomes de Mayapan, justo frente a la catedral católica de San Ildefonso y una sala de arte.

Como parte de las actividades alternas del Tianguis turístico, el ayuntamiento de Mérida promovió la semana de la cultura, como una oportunidad de mostrar al mundo el legado de sus ancestros y riqueza cultural, parte de sus atractivos turísticos.

 

 

El ritual.

La ceremonia el juego de pelota, cuyos detalles aún representan un misterio, fue presenciada por numerosos turistas nacionales y extranjeros: Los guerreros itzaes representan a los brujos del agua y sus deidades acuáticas. Mientras que los guerreros cocomes representan al linaje de la paloma.

 

 

Cuatro contra cuatro, ataviados con pintura en el rostro y el torso descubierto, con taparrabos y figuras adheridas a su cuerpo y cabeza; al centro de la cancha, el enigmático aro que aparece a lo alto y en los costados en diversas edificaciones mayas y otras culturas mesoamericanas.

 

“Cosa pagana”.

El duelo es explicado paso a paso por una oradora, al son de tambores, flautas y un caracol, lo que mantiene constante la expectación de los asistentes.

 

 

—Se sabe que el juego de pelota lo mayas lo practicaban a escondidas, a pesar de que los españoles lo prohibieron, por considerarlo cosa pagana—, se explica a los visitantes, que observan atónitos el desarrollo del enfrentamiento, que representa la dualidad entre el bien y el mal, envuelto en los elementos de la naturaleza.

 

 

 

La pelota circula sobre la superficie. Para hacerla rodar, los jugadores, o guerreros más bien, deben deslizarse e impulsarla con la cadera, del lado derecho de su cuerpo.

 

 

 

Pero el tanto del triunfo tarda en caer, la pelota, mejor dicho caucho, coquetea con el aro utilizado en el ritual, colocado al centro de la cancha adaptada. Cuando por fin lo hace, se escucha un rumor surgido desde las sillas instaladas a un costado del zócalo de Mérida, por ahí un grito perdido de gol, en favor de los guerreros cocomes.

 

 

La multiculturalidad forma parte de la vida diaria de este destino del Caribe mexicano, que rebasó en dos puntos porcentuales a Acapulco como destino más solicitado en las citas de negocios en el Tianguis turístico efectuado en la capital de Yucatán, que en los últimos años ha trabajado en diversificar su oferta turística.

 

El Juego de la vida y muerte.

César Enrique Solís Montero, representante de la Asociación de juegos y deportes autóctonos, explicó que “el objetivo que tenemos es la conservación y propagación del juego, que estuvo mucho tiempo olvidado, y eso estamos nosotros trabajando, para que se siga promoviendo y dándole difusión al juego de pelota maya”.

Advirtió que “después de 50 años que no se jugaba, lo retomamos hace unos 12 años que lo estamos rescatando”.

Solís Montero recalcó que “es un ritual, un ceremonial maya, en el cual se le da vida al fuego, a la pelota, a la sangre. La música es parte de todo esto, los tambores, el caracol”.

 

 Foto: Sergio Ferrer.

 

—¿Qué representa para usted participar en este ritual? —Se le pregunta al guerrero al concluir el duelo, convertido ahora en espectáculo.

—Muy bien, hace mucho tiempo que estamos trabajando sobre esto, es una grata satisfacción seguir conquistando y viendo que mucha gente ya lo practica, es parte de la asociación, del deporte que nosotros nos apasiona, que somos mayas y lo traemos en la sangre.

—¿Qué pasa con el ganador del juego?

—El que ganaba daba su cuerpo a los dioses, era un honor dar a los dioses su corazón. Existía la teoría de que el perdedor era decapitado, pero son dos teorías que todavía seguimos investigando. —Concluye con una sonrisa antes de partir a sus aposentos.

 

Aviso: Una parte de este trabajo fue publicado en el diario El Guerrero, el 22 de noviembre de 2021.

 

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