Se recupera lentamente manglar en laguna negra de Puerto Marqués.

 

Fotos: Carlos Jiménez Yamamoto.

 

HB Deportes

 

Acapulco, Gro., (7/nov/2024). Las lagunas Negra de Puerto Marqués y de Tres Palos requieren un proceso de intervención para recuperarse, luego de los estragos sufridos a causa del huracán Otis, que devastó Acapulco el 25 de octubre de 2023, advirtió el docente e investigador Benjamín Castillo Elías.

 

 

En días recientes comenzó a circular en redes sociales el libro “Huracán Otis en Acapulco, Guerrero, vulnerabilidad sociológica y ambiental ante los impactos del fenómeno hidrometeorológico”, en cuya elaboración participaron, además de Castillo Elías, los investigadores ambientalistas Herlinda Gervasio Jiménez y Salvador Villerías Salinas.

 

 

En el capítulo tres, titulado “Diagnóstico de áreas de manglar afectadas por el huracán Otis: propuesta de restauración ecológica”, se advierte que las mayores afectaciones las sufrió la laguna Negra de Puerto Marqués, pues el bosque de manglar, de aproximadamente 73 hectáreas, fue arrasada en su totalidad la superficie vegetal, dañando principalmente mangle rojo y mangle blanco.

Mientras que en la laguna de Tres Palos, de una superficie de aproximadamente 585 hectáreas de manglar, no fue afectada en la misma medida, aunque registra una disminución considerable desde 1970, cuando la superficie de manglar era de 835 hectáreas.

Castillo Elías mencionó que Otis provocó afectaciones en zonas de manglar y cuerpos lagunares, no sólo ecológicas, sino que las comunidades ribereñas vieron afectada su economía, como en Puerto Marqués, donde la laguna Negra registró mayor afectación a diferencia de la laguna de Tres Palos.

 

 

Castillo Elías manifestó que “los cuerpos lagunares tienen cierto proceso de regeneración natural pero se tiene que aplicar una intervención de restauración ecológica asistida”.

 

 

Subrayó que “no toda es culpa de Otis, de 1970 a 2020 se ha perdido superficie de manglar por causas antrópicas, y pues llega Otis y genera un conflicto. El desastre lo causamos los humanos por actividades antropogénicas”, puntualizó.

El académico recalcó que la zona Diamante era un área de humedales, donde a través del tiempo se fueron asentando unidades habitacionales, de manera irregular, pues los desarrolladores recibían licencias de construcción.

Además de la devastación de los manglares, se vieron perjudicados la Isla La Roqueta y El Veladero, área donde el material vegetal muerto se convirtió en combustible para incendios forestales.

Castillo Elías expreso que “hace falta un plan adecuado de desarrollo urbano, un plan de ordenamiento ecológico del territorio y un atlas de riesgos realmente actualizado, así como respetar los espacios naturales, las zonas de inundación, de humedales, las zonas de deslave, las cuencas y microcuencas”.