El drama de los medicamentos del sector público en Acapulco.
Por: Héctor Briseño.
A propósito de las declaraciones del secretario de Salud federal, Jorge Alcocer Varela, la mañana del 4 de enero en la conferencia “Mañanera” de la Presidencia de la República, quien advirtió que en Guerrero existe “huachicoleo” de medicamentos, recordamos una nota elaborada el 9 de septiembre de 2020, en relación con el desabasto de medicinas en el hospital general de Acapulco.
Desastroso.
Alcocer Varela advirtió que “Guerrero tiene todo eso y en Guerrero hemos, y estamos trabajando, sólo nos quedan dos hospitales, dos centros de salud, ni siquiera hospitales, a visitar, y es desastrosa la situación”.
Agregó que “en todos ellos hay almacén y en todos ellos hay situaciones de ese tipo que se tienen que asegurar que los médicos, y estoy diciéndolo puntualmente, porque cada rato lo encuentro, los médicos son los que manejan ese eslabón”.
El funcionario federal acusó que “afuera de los hospitales son interceptados los pacientes que llevan la receta, si es que les dan la receta, y pasan directamente a donde lo tienen ya amañado, y ahí regresan, ‘fíjense que me la cobraron, y aquí está’.”
Acapulco, Gro., 9 de septiembre de 2020.
Familias de colonias y poblados alejados de Acapulco, viven un viacrucis cuando por necesidad, deben internar a un familiar en el Hospital General de este destino de playa, ubicado en la localidad de El Quemado, en la zona rural del municipio, en cuyo exterior sobresalen puestos semifijos de venta de medicamentos, muchos con etiquetas alteradas, a precios elevados, además de pañales, gasas, vendas, jeringas, alcohol.
El drama.
Bajo toldos y lonas que los protegen del sol y la humedad, la noche y la lluvia, parientes deben reunir dinero para comprar medicinas, pues el hospital, que depende de la Secretaría de Salud estatal, carece hasta de paracetamol, papel de baño, toallas húmedas, y lo más elemental para tratar a un paciente.
“Ayer me pidieron botellas de agua para bañar a mi mamá, toallas, jabón, esponjas, ya compramos ácido ascórbico porque no tienen, llegué con 20 mil pesos y me quedan 2 mil”, explicó Marlen A.D., quien mencionó que “no importa, para eso me fui a trabajar al norte”.
Entre lágrimas, Marlen relató que viajó desde Texas para ver a su madre, a la que no ha podido ver, quien fue ingresada por un cuadro de anemia hace siete días, y ahora le informaron que padece Covid-19.
“Tuvimos que pagar para que los enfermeros nos dieran información”, reprochó una de sus hermanas, quien junto a su familia, originaria de la comunidad de Piedra Imán, espera noticias de su madre.
Enfermera particular.
A unos metros, bajo una lona, Yalitza R. M., de la colonia Jardín, explicó que optó por contratar a una enfermera particular para cuidar a sus padres, quienes ingresaron el lunes pasado al hospital de El Quemado por tener problemas respiratorios.
Dos días antes, los médicos les hicieron gastar 2 mil pesos en medicina, que finalmente su papá no tomó debido a un diagnóstico equivocado. Ahora espera noticias, pues piensan que sus papás pueden tener Covid-19.
Mientras tanto, muestra las recetas oficiales, con la leyenda “surtir en farmacia”, pero que invariablemente debe comprar en otra parte.
En las afueras del hospital de El Quemado sobresalen lonas, sombrillas, una señalética es improvisada como sillón, sobre el césped. Así como vendedores, quienes sobre mesas, con hieleras, ofrecen refrescos, comida chatarra, insulina.
Burocracia en Salud.
Familiares de pacientes relatan que para hacer llegar medicinas a sus parientes internados, existen retrasos, pues no los dejan pasar, los guardias privados nunca saben nada, y la trabajadora social tarda hasta dos horas en hacer rondines.
Medicamentos que cuestan 300, 385, 750, mil 500 pesos, que además no saben si se los aplican a sus familiares, pues apenas y tienen información de su estado de salud.
Para Camerino R. O., de la comunidad Arenal de Álvarez, municipio de Atoyac, la incertidumbre está a punto de terminar, pues su hijo de 13 años será dado de alta después de sufrir una intoxicación, pero también le hicieron comprar paracetamol.
“Cuando uno tiene la necesidad anda comprando todo”, expresó una vendedora de comida en relación a la situación que viven los parientes de internos en el Hospital General de Acapulco.