El juego de backgammon en “el triunfo de la muerte”: azar y Covid-19.

03/Feb/202120/Feb/2023 Hector Briseno 0 comentarios Agencia Tintarena, Arte, Backgammon, Brueghel el Viejo, Covid-19, Cultura, Héctor Briseño, Juegos de mesa, Opinión, Pintura

HB Deportes

Por: Héctor Briseño.

Acapulco, Gro., (2/feb/2021). La obra de Pieter Brueghel el Viejo, que exhibe el Museo del Prado a más de 450 años de ser concluida, encierra misterios y verdades que cautivan a los espectadores, especialistas y aficionados al arte, al representar de manera única el mundo de su tiempo, una Europa acechada por las guerras, la enfermedad y la destrucción.

Ya sea por contexto, el constante movimiento plasmado en óleo sobre tabla (117 por 162 centímetros), la cual requiere firmeza para contemplar; lucha encarnizada cuyo resultado se sabe de antemano, los colores opacos que dibujan la desesperanza, el terror y la desolación del hombre ante la cercanía de su único futuro cierto en ese momento, pero cada vez más cercano.

En conferencia impartida en el Museo del Prado en 2008, en Madrid, el escritor español Arturo Pérez Reverte reflexiona que en el que llama cuadro de cuadros, despiadada lección final, no hay asilo posible, no hay supervivencia, pues cualquier camino lleva inexorablemente al triunfo de la muerte.

Pérez Reverte advierte que “el hombre ha aprendido muy poco pese a sus largos siglos de experiencia sobre el coloso inoportuno que irrumpe con sus temibles zancadas”, y recalca que la muerte invade así, “la humanidad festiva, soberbia y confiada en la indestructibilidad de sus vidas, de sus endebles bosques de edificios”.

El escritor califica a Brueghel como “descaradamente moderno, conocía los abismos de su tiempo y el nuestro, un mundo y una vida exterminados por su propia irresponsabilidad, víctimas asombradas”.

Solo es posible señalar al hombre, pues, como “víctima de la regla implacable, del reloj oculto que rige el tiempo del universo”.

El azar.

En la parte inferior del cuadro de Brueghel el Viejo, a la derecha, llama la atención un tablero de backgammon derribado sobre el piso, el destino ha sorprendido a un par de parroquianos disputando en vida juegos de azar, una dama y un hombre se defienden ante el ataque impasible de dos esqueletos irascibles, fríos, contundentes.

La duda del espectador obstinado es: ¿Quién jugaba a los dados en los momentos de horror final?

Es posible observar naipes esparcidos en la escena. Una de tantas situaciones en la obra de Brueghel, la cual plasmó entre 1562 y 1563, siete años antes de su muerte.

“El tablero de backgammon y las cartas se han caído al suelo. Por lo general, los juegos de azar simbolizan el destino de los hombres: nunca sabes cuando te eliminarán de la partida”, reflexiona el portal especializado “harteconhache”.

“La muerte llega para los que han hecho de la vida un juego de naipes”, señala Pablo Campos-Macías en su artículo El coronavirus en los pinceles de Pieter Brueghel (Dermatol Rev Mex. 2020 mayo-junio; 64 (3): (351-355)).

“Se disponen unas cartas de juego en el suelo, unos naipes que han caído tras la huida de los jóvenes ante el horror que produce la llegada del final en la vida”, define Jesús María González de Zárate de la Universidad del País Vasco.

Pasión y vileza.

Los juegos de mesa y azar han cautivado a la humanidad durante generaciones.

El propio Dostoyevski, a través de Alekséi Ivánovich, personaje principal de su novela El jugador, escribe: “hay dos clases de juego: uno para uso de caballeros; otro plebeyo, rastrero, propio para la plebe. La distinción hasta aquí se halla bien expresada; pero en el fondo, ¡qué vileza hay en esta pasión!”.

En cuanto al Backgammon, se piensa que su origen data de hace más de 4 mil años, en el juego real de Ur, encontrado durante excavaciones realizadas en el actual Irak.

También se piensa que sus raíces podrían estar en el juego de mesa Senet, cuyos rastros se encontraron en Egipto en el año 2 mil 650 antes de Cristo.

Curiosamente, sus vestigios fueron encontrados en tumbas de dinastías de ambas civilizaciones; su práctica está relacionada con la persona fallecida y su destino.

El portal Anthropologies señala que el término backgammon fue utilizado por vez primera en 1650.

El sitio refiere que el juego en cuestión hace referencia a la palabra “back” (volver), y “gammen” (juego), remarcando el hecho de que las fichas podían volver al tablero una vez eliminadas.

El juego de la vida.

La pregunta obligada es ¿Podremos volver a la realidad que un día conocimos?

El virus que provoca el Covid-19 ha demostrado no respetar clases, cuidados, ni momentos, ni naciones. En muchas ocasiones no da oportunidad para el regreso.

Gran parte de la población ha dejado al azar, ya sea por ignorancia, displicencia, obligación, el peligro de infectarse con el SARS-CoV-2.

Parece pues que nos encontramos ante una escena plasmada por Pieter Brueghel.

Recorrer cada escena de “El triunfo de la muerte” requiere valentía, paciencia, sabiduría, templanza, para enfrentar cada sensación en ellas reflejada.

Presenciar su obra en el presente obliga a la reflexión de la ventura que depara a la humanidad.

Obra en movimiento, sin fecha de caducidad, para la cual harán falta referentes para mantenerse firmes, como la música de Mari Yamaguchi, creadora de la pista del videojuego Super Ghouls ‘n Ghosts de la empresa Capcom, que vendió un millón de copias en la década de los 90, en los cuales el personaje principal enfrenta todo tipo de calamidades, en un terreno hostil y macabro, que es adverso a cada instante, repleto de monstruos, donde un error ocasiona una muerte pronta.