Sonidos y colores de locura e imprudencia; el saldo del Aca-Motos 2019.
Foto: Jorge Zorrilla (Guerrero Digital) (http://guerrerodigital.com)
HB Deportes
Acapulco, Gro., (19/may/2019). Pasión, locura, violencia y desenfreno.
La visita de motociclistas al puerto de Acapulco incrementó la ocupación hotelera, pero también la basura y desorden en calles principales del puerto, lo que derivó en numerosos accidentes de tránsito, detenidos e infracciones.
Detalles.
La secretaría de Turismo estatal informó que el sábado, Acapulco tuvo 88 por ciento de ocupación hotelera, la zona Dorada llegó hasta 94.7 por ciento.
El domingo la ocupación superó nueve de cada 10 habitaciones de hotel, y la zona Dorada rebasó 97 por ciento de ocupación.
Ello representó unas 25 toneladas de basura recolectadas, según la Coordinación de servicios públicos municipales.
Los reportes señalan que desde el jueves por la tarde, cayeron los primeros dos detenidos, que por traer consigo sustancias ilícitas.
Detalles.
4 fallecimientos (2 por sumersión, 1 por robo, 1 accidente)
12 detenidos.
12 lesionados.
2 robos registrados.
26 infracciones por diversos motivos.
13 asistencias turísticas.
Sonidos y colores del ritual.
La tradicional expedición de extravagantes acróbatas urbanos y conductores de ciclomotores, fue visible desde el viernes por la mañana, cuando pilotos en grupos reducidos surcaban de forma diversa vialidades del puerto, desafiando el calor, la gravedad y hasta la policía vial.
Sobre la avenida Escénica un grupo de cinco motociclistas desplegaba el tradicional “caballito” en plena subida saliendo de Puerto Marqués, al inclinar su vehículo sobre la llanta trasera, casi al llegar a Pichilingue.
Un padre de familia rodaba en dos llantas una pequeña cuatrimoto en el estacionamiento techado de Walmart Icacos, frente a su esposa e hijas.
Múltiples conductores viajan con mochila en hombros, otros se despojan en cuanto pueden de su camiseta y hay quienes enfrentan a la autoridad al viajar en sentido contrario, en tanto se escucha el ruido de escapes de motor de cerca y en la lejanía, solamente adornados por atrevidas mujeres que viajan aferradas a un valiente piloto.
Para los ciudadanos comunes solo resta el tradicional “taco de ojo”.
En la franja turística o lejos de ella, parece imposible abstraerse de lo que la autoridad municipal bautizó como una tradición de motociclistas, que más bien parece ritual.
La tarde del viernes, aun y cuando no inicia la especie de festival del desenfreno sobre el asfalto, ha sido instalado una especie de tianguis del motociclista entre la Diana y Condesa, donde el comprador puede encontrar una diversidad de objetos para lucir durante su estancia en el puerto.
Un motociclista excedido de kilos, sin playera, a cuya piel solo cubre un sinnúmero de tatuajes, discute con un policía estatal encapuchado sin descender de su moto. No se comprende lo que argumenta el turista, pero se percibe una férrea defensa de su inocencia y libertad, para hacer uso de ella más tarde, cuando la ebullición llegue a la Costera a la atura de la Condesa.
Al llegar la noche, la visita anual de los motociclistas se convierte en espectáculo solo para adultos, en escenas de lo irreal que solo se viven en Acapulco durante un fin de semana cada año.
Jóvenes beben líquido de grandes garrafas, ruido de motores que alteran la brisa del mar, mujeres que bailan mostrando su piel.
Hombres acaban la fiesta con raspones.
Otro de plano, terminó impactando su moto contra el camión recolector de basura el domingo por la mañana, muy cerca de Las Hamacas, en un final poco deseado para nadie, por más escandaloso que sea.
Muchos acapulqueños se atreven a salir hasta el domingo de día, respiran con alivio cuando miran el éxodo de motociclistas, pero a la diversión le quedan muchas horas de sol.
A lo largo de la franja costera y en hoteles de todos los precios, se miran motos debidamente aparcadas, antes de iniciar el retorno, mientras turistas disfrutan los últimos instantes en la playa.