Acapulqueños intrépidos evocaron a primeros clavadistas de La Quebrada.
HB Deportes
Por: Héctor Briseño.
Acapulco, Gro., (25/nov/2017). Poco después de las 7:20 de la mañana inició la tercera edición del Tetratlón, reto en el que unos 60 atletas de Acapulco, especializados en pruebas extremas, desafiaron a la mar y a los riscos de La Quebrada.
Detalles.
La competencia se efectuó con motivo del 83 aniversario de La Quebrada, y consistió mil 500 metros de carrera, mil metros de nado, y para concluir, escalada en los riscos y un clavado, aunque sea desde la primera piedra del acantilado, donde revientan las rocas.
El encuentro fue meramente de convivencia y todos los participantes recibieron medalla y playera conmemorativas.
Destacaron en la competencia nadadores de los clubes Dorados de la Playa, UDA, ADN Salvaje de triatlón, Herbalife y Box Lions de Constituyentes.
Max Gómez Gutiérrez y Teresa Lozano Rómulo arribaron en primer lugar en las ramas varonil y femenil.
La historia.
El portavoz de la Unión de Clavadistas, Mónico Ramírez, rememoró como hace 83 años, integrantes de la familia Apac Ríos y un grupo de amigos de los Barrios Históricos, se acercaron a los riscos con afán aventurero, y dieron comienzo a la tradición de los clavados en el acantilado, en una crónica que incluye palabras como valor, practica, decisión, control y precisión.
Monicó Ramírez enfatizó que “mi reconocimiento para ellos, pues entre juego y juego, con su palomilla de amigos, después de pescar y nadar se tiraban de La Quebrada, retándose fraternalmente, a ver quien era valiente, hasta llegar a la parte de 35 metros”.
Agregó que “la publicidad se fue extendiendo de boca en boca, estos arrojados valientes, que sin técnica alguna, con su gallardía, sacaron esto adelante y lo hicieron historia”.
Galería de fotos.
[Best_Wordpress_Gallery id=”22″ gal_title=”Aniversario 83 La Quebrada”]
Ocho décadas después.
En la competencia se dieron cita corredores, ciclistas, luchadores, surfistas, nadadores, desde niñas hasta adultos mayores, quienes mostraron destreza hasta para salir del mar a la explanada principal de La Quebrada, para lo cual se requiere fuerza y conocimiento de las capacidades físicas propias.
Todo el trayecto parece de dificultad, desde la salida ubicada en la plazoleta de La Quebrada, hasta el rodeo a través de la avenida costera Miguel Alemán, para activar el nado en playa Langosta, y de ahí enfilarse en mar abierto hacia las rocas que representan un icono de Acapulco.
Al llegar a la meta, compuesta por diversos montículos de piedra, todos los competidores se saludan, posan para la fotografía, se ayudan entre sí a subir los peldaños ubicados entre piedra, mientras otros se atreven a flotar entre corrientes que azotan con furia las piedras.
Los más osados se atrevieron a escalar hasta dos metros para emular a los clavadistas.
