Acapulqueños recuerdan estragos provocados por huracán Pauline

Imagen: El cartón de Nacho Hernández.

por: Héctor Briseño.

HB Noticias.

 

Acapulco, Gro., (9/oct/2017). Veinte años después de ocurrir el huracán Pauline, entre pobladores de Acapulco persisten recuerdos de la tragedia, desde los estragos provocados por la lluvia la madrugada del 9 de octubre de 1997, hasta la negligencia de autoridades, tanto para alertar por el fenómeno, como para atender a los afectados, una vez que el meteoro impactó Acapulco.

 

Testimonios.

“Fue algo terrible lo que sucedió, al amanecer Acapulco estaba transformado, totalmente desecho”, recordó María del Carmen Alcaraz, residente de Mozimba, quien participó en la organización de la misa ofrecida en la plaza de la Esperanza, en la avenida Cuauhtémoc, en honor a las víctimas del Pauline, encabezada por el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González.

María  del Carmen Alcaraz señaló que “muchas familias se quedaron sin hogar, la colonia Antorcha, que acababa de ser fundada, quedó destruida, fue algo tremendo lo que ocurrió, no se puede explicar”.

Añadió que “son recuerdos muy tristes, muchos conocidos y sus familiares perdieron la vida; cómo rodaron piedras tan grandes, todos los ríos se desbordaron, fue una catástrofe tremenda”.

José Luis Bailón Gallardo recordó que la mañana del 9 de octubre tuvo que caminar desde La Laja hasta El Derrumbe, para constatar que sus familiares estuvieran con bien.

Relató que a su paso por las avenidas Ruiz Cortines, Constituyentes y Ejido, todo era destrucción, mientras que los arroyos que descendían de las partes altas continuaban fluyendo.

Mencionó que “estuvo lloviendo toda la noche, pero como a las 6 de la mañana se soltó con todo, el arroyo de la colonia Quebradora bajaba muy fuerte, los muros vibraban, los vehículos parecían papelitos, uno tras otros los fue apilando”.

Don José Luis abundó que “en la Ruiz Cortines había piedras, rocas, ramas, lodo, no había transporte, los vehículos no podían transitar, la iglesia de la Sagrada familia estaba destruida, yo no lo podía creer, había postes caídos, Ejido era una laguna, había carros atravesados en la calzada, la avenida Cuauhtémoc era un lodazal”.

Remembró que para cruzar algunos tramos, donde el afluente de arroyos era peligroso, la gente se ayudaba de árboles caídos y vehículos atravesados para pasar al otro lado de la calle.

 

Sin agua para tomar.

Para Divina Sánchez Muñoz, de 80 años, residente de la calle Ricardo Flores Magón, junto al río del Camarón, en la colonia Progreso, la lección fue clara, la autoridad no avisó a tiempo, y al momento de auxiliar a la población, la ayuda llegó tarde.

Expresó que “faltaba el agua, cuando pasan cosas así la ayuda debe ser primero para los afectados, la gente se quedaba afuera de sus casas a cuidar lo que les quedaba pues todo se había mojado o perdido, por miedo a que se lo robaran, había mucha deshumanización”.

José Hernández Ramírez, quien con el paso de los años se convirtió en Director de Bomberos de Acapulco, manifestó que “a mí me tocó en Renacimiento, la lección que nos dejó Pauline es valorar la vida, con la fuerza de la naturaleza no se juega”.

 

 

Intensidad inusitada.

A las 4 de la mañana del 9 de octubre de 1997, el ojo del huracán se localizó a 30 kilómetros al nor-noroeste de Acapulco.

El meteoro presentó una intensidad máxima de vientos de 215 kilómetros por hora, y lluvia máxima de 516.5 milímetros durante 24 horas, de acuerdo a la Comisión Nacional del Agua.

El huracán Pauline provocó más de 100 personas muertas y alrededor de 200 desaparecidas.

 

Foto: Gobierno municipal.

 

Entre otras actividades conmemorativas, la mañana de este lunes, en el asta bandera de playa Papagayo, autoridades del municipio, junto a mandos navales y militares, llevaron a cabo el izamiento de bandera a media asta, símbolo del duelo que hace 20 años vivieron cientos de familias.

 

 

 

 

 

 

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